En el poema “Buenos Aires”, Jorge Luis Borges menciona
la frase “no nos une el amor sino el espanto”.
Muchas veces en la
vida un dolor, una tragedia… nos marcan por el “espanto”.
En lo macro y socioeconómico también nos pasa, y
aunque no se llegue al nivel del espanto está el “miedo”: una crisis del
sistema (la del 30, la de las “hipotecas”…), el desabastecimiento por la
implementación de malas políticas, el miedo a perder el trabajo, el miedo de
que la empresa u organización quede fuera del mercado o “del interés de la
gente”…. nos lleva a distintas conductas:
1. Tratar de revisar nuestras conductas y procedimientos
(a nivel micro y macro) para que esto no suceda: ser competentes y valorados
pero no alentar la rivalidad competitiva.
2. Agudizar la rivalidad y llevarla a niveles de paranoia
(ver frase de Andy Grove, CEO de Intel: “sólo los paranoicos sobreviven”) extremos
violentos (según Thomas Malthus la guerra aparece como una “solución”)
3. Enfermarnos y morir en silencio
4. Buscar un Mesías o salvador: generalmente un líder
político autoritario que termina no resolviendo la cuestión de fondo a través
de la violencia
Posiblemente coincidamos (aunque sea considerada muy
difícil y tal vez utópica) que la alternativa 1 es la que más nos conduce a “un
mundo mejor”.
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