Las revoluciones, en general, resultan de procesos
históricos que buscan una emancipación de personas, pueblos y naciones de
situaciones consideradas injustas.
En busca de acabar definitivamente
y radicalmente con “la cizaña” de
distintas formas de dominación y esclavitud, se impone un modelo o sistema que
busque garantizar este fin.
Muchos mitos de la antigua Grecia nos invitan a
reflexionar sobre algunas cuestiones. Uno de estos mitos es el mito de Procusto
(https://es.wikipedia.org/wiki/Procusto). Sintéticamente este personaje mítico tenía una
unidad de medida propia (un camastro) donde toda persona que pasaba por ahí
tenía que “cuadrar exactamente” con
su dimensión. En caso de que fuera más pequeño lo descoyuntaba y en caso de que
fuera más grande lo mutilaba hasta cuadrar.
Esto que se puede aplicar a las relaciones entre
padres e hijos o a lo que “espera el macho varón” de la mujer, también se
aplica a ideologías y a prácticas socio-económicas y políticas en distintas
situaciones históricas.
Coincidiremos que no nos lleva a un mundo mejor.
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