lunes, 13 de febrero de 2017

EL ATAJO DEL POPULISMO


Independientemente de cómo definamos el concepto de “pueblo”, podemos afirmar que un mundo mejor es aquel donde el pueblo (entendido aquí como la mayoría de la gente, y en particular quienes están en una situación de mayor fragilidad), esté mejor respecto de su situación socioeconómica y de calidad de vida anterior.

Sin embargo no cualquier camino nos lleva a estar mejor en el tiempo y más allá del corto plazo.

Se ha escrito mucho acerca del populismo. Sintéticamente diremos aquí tres cosas:

·       Populismo en lo económico es resignar al corto plazo el largo plazo. Ello implica que las medidas económicas a corto plazo producen una mejora pero no son sostenibles en el tiempo en función del sistema socioeconómico y del nivel de conciencia –en particular- de quienes lo lideran.

·       Populismo en lo político va asociado a un liderazgo que tiende (cuando no directamente lo ejerce) a la autocracia, y por lo tanto contrario a un espíritu y práctica democrática.

· Populismo a nivel ideológico,  según el Papa Francisco (ver: http://www.clarin.com/mundo/novedosa-condena-francisco-practicas-populismo_0_SJozuCzUl.html). Dice que enemiga de la paz es la ideología que explota los problemas sociales para fomentar el desprecio y el odio y ve al otro como un enemigo que hay que destruir. Desafortunadamente, nuevas formas de ideología aparecen constantemente en el horizonte de la humanidad. Haciéndose pasar por portadoras de beneficios para el pueblo, dejan en cambio detrás de sí pobreza, divisiones, tensiones sociales, sufrimiento y con frecuencia incluso la muerte. La paz, sin embargo, se conquista con la solidaridad”.


Por lo tanto si bien es una práctica frecuente en diferentes países (tanto del norte como del sur) y “redituable políticamente a corto plazo y asociada a renovaciones de mandato o a eternizarse en el poder”, no nos conduce en el tiempo a un mundo mejor. 

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